05/01/17
He estado ahí unas cuantas veces
Las mismas páginas pasaron sobre los mismos árboles
Los atardeceres mancharon el cielo con la misma sangre
Y justo antes de que las estrellas florecieran, fueron
Constelaciones fugaces, que nos iluminaron y luego desaparecieron.
Las mismas calles nos vieron una y otra vez de la mano
Conversando sobre leyendas y principios de leyendas
Esos mitos solemnes que construyen las ciudades que ambicionan
Que creen en sí mismas a pesar de todo.
Yo desconozco esa fe—te dije
Nadie cree honestamente en los lugares por donde he pasado.
Pero incluso esa deserción—a tu lado—parecía ilusoria y distante.
Hablábamos sobre nosotros a futuro, sobre extraños entre nosotros
Sobre amores y fábulas de amor
Como quienes encontraron un lugar en el mundo
Y solo esperan arraigarse;
Somos marcianos buscando un suelo firme
Para transformarnos en arboles gigantes
Ya irreductibles por simple plenitud
Pues el último límite nos pertenece
E incluso la muerte nos resulta un simple y fugaz acontecimiento
Y aún así el tiempo nos agobia
(Sólo nosotros sabemos cuánto)
Decolorando nuestras pequeñas y vulnerables fantasías
Aguardábamos el sol en un mar de asteroides dormidos.
La ciudad nos daba un poco de su declive melancólico
Su tibieza apenas y lograba tocar nuestras despedidas
Éramos un trozo más en la forma de un viejo rito
Los hombres mueren con facilidad
Las leyendas los sobreviven
Pero incluso los grandes mitos colapsarán
Con humildad en el absoluto olvido.
(El tiempo continuó sin nosotros)
La aguja de la catedral ha caído
La ciudad y sus habitantes perecieron
Incluso las ruinas se fragmentan y se difuminan
Ya nadie recuerda sus leyendas
Pero en aquellos bosques, aún estaremos tú y yo
Deambulando como partículas elementales
Conversando sobre cielos que germinaron y luego desaparecieron
Oscar M Corzo
05/01/17
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